Si usted está preocupado por no saber si su hijo come suficientes frutas y verduras –se recomienda cinco tipos distintos al día-, la revista online Salon.com recomienda tener en cuena algunos detalles que harán que los chicos en casa aumenten su consumo de vegetales.
TEMPRANO Y SEGUIDO
Los sabores de la dieta de la madre pasan al hijo a través del líquido amniótico y de la leche materna. Los estudios han demostrado que cuando las madres comen frutas y vegetales durante el embarazo y la lactancia, los bebés están más preparados para aceptar esos alimentos.
Ya cuando los pequeños tienen 24 meses, ellos están más abiertos a nuevas texturas y sabores, así que este es el momento para presentarles nuevas verduras y frutas. Si al principio no le va bien, la repetición es la clave. Insista y verá cómo eventualmente al niño le gustará esta comida.
SEA UN MODELO A SEGUIR
Los niños copian a los adultos y durante esta etapa creen que todo lo que sus padres le dicen es verdad. Servir cenas balanceadas y ricas en vegetales y disfrutarlas en familia es un mensaje muy claro para el niño.
El hecho de que en muchas culturas a los niños les guste la comida picante y hasta amarga prueba que las preferencias alimenticias no son solo psicológicas, sino culturales y de hábitos. La preferencia por el dulce es universal, pero el gusto por los otros sabores se puede ser aprendido.
NO CAMBIE LOS SABORES
Deje que las frutas y vegetales muestren su verdadero sabor. Cocínelas de manera simple y celebre el delicioso sabor que estos alimentos de por sí ya tienen. Puede servirlas hasta crudos. Así sus hijos aprenderán a apreciar los sabores y texturas.
SIEMPRE DE LA MEJOR CALIDAD
Trate de evitar malas experiencias con ingredientes que no sean de buena calidad, porque una sola de ellas puede influir en el futuro. A veces, toda una familia reniega de una verdura porque alguna vez la comieron mal cocinada o no era de buena calidad. Por ejemplo, un brócoli sobrecocido se pone amargo y deja de ser rico.
Un vegetal que ha crecido de manera orgánica y es de la temporada es una cosa completamente distinta a otra comprada en el supermercado y que ha crecido con pesticidas.
SIRVA UNA COMIDA PARA TODOS
Hacer un menú especial para los niños es poco práctico e innecesario. Ellos deben ser introducidos gradualmente a la dieta familiar, una vez que dejen la leche materna, y luego comerán lo mismo que el resto de la familia pero en porciones más pequeñas.
Los niños no tienen que comer comida especial y, peor aun, que venga en una caja con un dibujito animado afuera. Si tienen hambre, ellos comerán lo que se haya cocinado en casa. Si no hay sustitutos y solo hay una opción, ellos tendrán que comerla sí o sí.
INVOLUCRE A LOS NIÑOS EN LA PREPARACIÓN
Preséntele a los niños en casa el mundo de la botánica y la jardinería con los vegetales de las comidas. Luego puede llevarlos a los mercados, como el Mercado Número 1 o la Bioferia del parque Reducto. En este último, los niños hasta podrían conocer a las mismas personas que cultivan la tierra.
Luego enséñeles a preparar una rica ensalada o un plato de verduras hervidas. Invítelos más seguido a la cocina y preparen juntos platos sobre la base de vegetales.
NI LOS PRESIONE NI LOS PREMIE
Si presiona a los chicos a consumir un tipo específico de comida, van a perder interés en ella y la van a rechazar aun más. Evite tensiones en la mesa. Si le ofrece un premio, como el postre, le quita el sentido a las verduras, porque le dice que lo dulce es el premio (lo bueno) por el esfuerzo de comer vegetales (lo malo). Comer verduras debería volverse un hábito de lo más natural.
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